lunes, 17 de septiembre de 2012

Un secreto


Vamos a llamarnos por nombres clave, que nadie sepa lo que significa, un secreto nuestro, unas claves que solo sepamos tu y yo, un secreto de los dos. ¿Qué tal unos números? yo por ejemplo te podría llamar 820, ¿y tu a mi? no me lo digas ahora, piénsalo bien, recuerda que será una clave para siempre, juntos o separados, al final es un recuerdo y nunca se olvidará, así que piénsalo bien, es como un juego en el que solo podamos jugar tu y yo, en el que las reglas... las ponemos los dos.

Tan bonito

Era tan bonito estar los dos abrazados, los dos juntos tumbados en la cama, diciéndonos todo con la mirada.
Era tan bonito recorrer tu espalda con mis dedos y que te quedaras durmiendo escuchando mi voz.
Era tan bonito ir por la calle agarrados de la mano, sin importar lo que pensara la gente, era tan bonito.
Era tan bonito que parecía un sueño.
Tan bonito que acabó con la melodía del despertador.


Escondite


Ciudades diferentes, idiomas diferentes, comidas diferentes, gustos diferentes, animales diferentes, plantas diferentes, olores diferentes, colores diferentes, infinitas cosas diferentes, sin embargo cada persona tiene su alma gemela y tarde o temprano la encuentra.

Yo me puse a jugar con mi alma gemela al escondite y todavía no la he encontrado, me estoy aburriendo de este juego, alma gemela ¿dónde estas?


Feliz

Cógeme de la mano
y llévame a un mundo
donde no existan los malo.

Después cántame una canción
que te salga del corazón.

Dime que no te arrepientes
de haberme secuestrado.

Porque así has hecho
que sea feliz a tu lado.

Dime que nunca me dejarás,
que no me abandonarás.







Afortunada

Nunca pensé que mi vida fuese así, nunca hubiese pensado que tendría tanta suerte y... ¿suerte? ¿suerte por qué?
Suerte porque tengo unos padres ejemplares, suerte porque tengo unos abuelos que no les cabe el corazón en el pecho, suerte porque si alguien de la familia triunfa, toda la familia triunfa. Suerte por esos amigos que tengo, que están ahí para lo bueno y para lo malo.
¿Hace falta seguir diciendo por qué tengo suerte?